BONSAI GINKGO BILOBA

El árbol de esta especie alcanza dimensiones colosales en la naturaleza (hasta 40 metros), pero su cultivo en macetas es muy común, con lo que se obtienen excelentes resultados.
Esta planta tiene innumerables cualidades: requiere poco mantenimiento, es resistente a la sequía, apenas es atacada por parásitos y puede vivir en interiores. También desde el punto de vista estético tiene unas características únicas: en pocos años consigue alcanzar una apariencia centenaria y sus hojas bilobuladas adquieren un color dorado en otoño, que no se encuentra en ningún otro ejemplar.

CUIDADO: A esta especie de bonsái le encanta el sol: deje el Ginkgo afuera durante todo el año. Sin embargo, si el ejemplar es muy joven, es mejor preferir una ubicación que lo proteja parcialmente de los rayos directos en las estaciones más cálidas. Otra precaución a la que hay que prestar atención es repararlo cuando se produzcan las primeras heladas en invierno.
El ginkgo necesita riegos frecuentes durante la temporada vegetativa, mientras que en invierno será recomendable reducir la administración de agua. Una pista para entender el estado del bonsái viene dada por el estado de las hojas: si cuelgan flácidas, significa que la planta está sufriendo deshidratación, por lo que será recomendable intervenir regando abundantemente.